En la Argentina existe una amplia libertad de cultos garantizada por el artículo 14 de la Constitución Nacional, aunque el Estado reconoce un carácter preeminente a la Iglesia Católica, que cuenta con un estatus
jurídico diferenciado respecto al del resto de iglesias
y confesiones: según la Constitución argentina (artículo 2), el Estado Nacional debe sostenerla y según el Código Civil, es jurídicamente asimilable a un ente de derecho público no estatal.
Se trata, con todo, de un régimen diferenciado que no conlleva su oficialidad como religión de la República.
El Vaticano y Argentina tienen firmado un concordato que regula las relaciones entre el Estado y la Iglesia Católica.
El 88% de los argentinos han sido bautizados como católicos.
Sin embargo, el porcentaje de habitantes del país que se considera practicante se ubica entre el 69% y el 78 %, de los cuales la cuarta parte nunca asiste a la iglesia.
El 12% de la población profesa el evangelismo, el 12% se considera agnóstica,
el 4% se considera atea, el 1,5% es musulmana y el 1% es judía.
Existen, asimismo, creencias populares de carácter religioso muy difundidas,
como el culto a la Difunta Correa, a la Madre María,a Pancho Sierra, al Gauchito Gil o a Ceferino Namuncurá.
Este último fue beatificado por la Iglesia Católica en 2007.